El encuentro de las tribus
En el comienzo del relato, se narra el encuentro entre las tribus convocadas por Amaliwak como un momento cargado de imágenes festivas. Se describe la concentración de las naves que arriban al remanso mostrando su “esbeltez”, la llegada de la gente “que saltaba de proas a popas para presumir de graciosas, largando chistes, haciendo muecas”, y a los bufones con sus “caras lacadas, pintadas con zumo de árboles”, “agitando las sonajas y castañuelas de conchas que llevaban colgadas por los testículos”. Para resaltar el momento de singular concordia que produce el encuentro, se describe a las tribus enemigas mirándose con “sonrisas fofas” y con las armas ocultas en el piso de las canoas, pero “bien preparadas, atadas con cordeles que podían zafarse rápidamente”. Esto señala que la paz es momentánea, y que las tribus están preparadas ante la posibilidad de que se reanuden las hostilidades.
La canoa
La embarcación que manda a construir Amaliwak es denominada la “Enorme-Canoa”. Se la describe “absurda, incapaz de flotar”, y se refiere a sus dimensiones señalando que la estructura se extendía “desde el acantilado del Cerro de los Tres Tambores hasta la orilla del agua”. El punto de vista de la descripción proviene de los que la construyen, que no entienden por qué la canoa tiene unas divisiones internas de “tabiques movibles, absolutamente inexplicables”, así como tampoco comprenden por qué lleva “una casa techo de hojas de moriche superpuestas en cuatro capas espesas, con una ventana de cada lado”. Es evidente que ignoran que lo que están construyendo es más parecido a un arca que a una canoa.
La llegada de los animales
En el relato, se utilizan imágenes sonoras para dar una idea de la magnitud y de la diversidad de los animales que llegan a embarcarse en la canoa: “Una masa de rugidos, zarpazos, trompas, morros, corcovaos, encabritamientos, cornadas; una masa arrolladora, tremebunda, presurosa, se iba colando en la embarcación imposible, cubierta por las aves que entraban a todo vuelo, por entre cuernos y cornamentas, patas alzadas, mordiscos lanzados al viento”. Estos sonidos de rugidos, aleteos y pisadas crean un ambiente de caos que descubre la dimensión maravillosa de lo que está por suceder, anticipando los ruidos violentos que producirá el diluvio.
El diluvio
Las imágenes del diluvio se construyen a través de descripciones sensoriales que transmiten su intensidad y poder destructivo. La primera imagen es sonora, con un trueno “horrísono y prolongado” que retumba, dejando “ensordecidos” a los animales. Luego, se describe el diluvio como “lluvia de Cólera de los Dioses, pared de agua de un espesor infinito, bajada de lo alto; techo de agua en desplome perpetuo”. Esto enfatiza lo imponente de esta fuerza natural, que además provoca que sea “imposible respirar” bajo la lluvia, así como una oscuridad omnipresente: “Y ya no se supo del día ni de la noche. Todo era de noche”.