Los advertidos

Los advertidos Resumen

Los advertidos” empieza con el encuentro de varias tribus, antes enemistadas, que llegan en canoas convocadas por Amaliwak, un anciano sabio y respetado. Se dice que Amaliwak puede hablar con la “Gran-Serpiente-Generadora” que creó a los dioses, aunque algunos se burlan de él. A pesar de la incertidumbre, el encuentro se desarrolla en un ambiente festivo. Amaliwak aparece y anuncia tiempos de grandes trastornos. Sin dar más explicaciones, pide ayuda para derribar árboles y construir algo inmenso, ofreciendo abundante alimento a cambio. Pronto la gente empieza a sospechar que están construyendo una canoa enorme, y algunos cuestionan la cordura del anciano, dado que no conciben cómo semejante canoa podría ponerse a navegar. No obstante, continúan trabajando y celebrando hasta que terminan la embarcación, momento en el que todos se retiran a sus respectivas comarcas.

Amaliwak ha escuchado una voz divina que le ha encomendado repoblar la tierra. Una noche, extraños sonidos y alaridos anuncian la llegada de animales que se embarcan en la canoa. Cuando el cielo oscurece, una orden divina le indica que se tape los oídos y, de inmediato, un estruendo da inicio al diluvio. Lluvias torrenciales cubren la tierra, y la oscuridad persiste por días hasta que la embarcación comienza a flotar. Amaliwak y su familia intentan dirigirla, pero la canoa es llevada por las aguas sin rumbo aparente.

Después de una larga tormenta, el mar se calma y la canoa choca con otra embarcación. Un anciano del Reino de Sin emerge de ella, y ambos se reconocen como elegidos que han sido encomendados para la preservación de la especie humana y de las especies animales. Poco después, otra nave se une a ellos: el arca de Noé, quien relata una historia similar. Los tres hombres comparten comida y bebida, evitando pensar en el destino que les aguarda. Al día siguiente, cada uno libera un animal para comprobar si hay tierra firme: una paloma regresa con una rama de olivo, un ratón con una mazorca y un papagayo con una espiga de arroz.

Al poco tiempo, otras embarcaciones se suman a la reunión: Deucalión, enviado por el Dios del Cielo y de la Luz para repoblar el mundo arrojando piedras, y Our-Napishtim, quien también hizo la prueba de arrojar animales al agua, y confirma que pronto volverán cada uno a su tierra. Sin embargo, la incertidumbre persiste mientras los hombres esperan el mandato de sus dioses. El encuentro ha sido empañado por las heridas en sus orgullos, al imaginar que debe haber muchos otros advertidos más allá. Mientras las aguas descienden, Amaliwak recibe la orden de separarse y dejarse llevar. Los demás hacen lo mismo, como habiendo recibido la misma orden. Al llegar a una orilla, la esposa de Amaliwak arroja semillas de palmera, y de ellas nacen nuevos hombres y mujeres, quienes rápidamente forman una comunidad.

Pero la paz dura poco, porque una disputa provoca una guerra. Amaliwak observa la violencia y, desencantado, se aleja en su canoa, comprendiendo que la historia de la humanidad está destinada a repetirse.