La muerte
Uno de los grandes temas de la literatura y la cultura mexicanas es la muerte, y esta obra no es una excepción al respecto: el hecho de que el viaje de Makina pueda entenderse como el descenso al Mictlán nos permite afirmar que este tema es central en Señales que precederán al fin del mundo. De hecho, desde la línea inicial de la novela es posible pensar que todo el relato gira en torno a la muerte de la protagonista, ya que las primeras palabras que leemos son: "Estoy muerta, se dijo Makina" (8). Asimismo, el desenlace puede entenderse como la narración de una muerte: la protagonista se encuentra descarnada, su cuerpo ya no tiene olores y no siente la temperatura; tampoco tiene ya emociones, y ha perdido la noción del tiempo. Finalmente, se hace un gran silencio y es posible pensar que ese silencio representa la muerte de Makina.
Es fundamental resaltar que, para los mexicas, la muerte no es un final sino una transformación. En el proceso, los muertos continúan activos, pasando por pruebas para mantener el universo en movimiento, tal como Makina, que supera diferentes obstáculos a lo largo del cruce de la frontera. Además, según la mitología mexica, al fallecer, los individuos pierden poco a poco la identidad que han tenido en su vida terrena. En efecto, en el capítulo 9, la protagonista recibe un legajo en el que se le atribuye una nueva identidad: allí ve su fotografía, pero tiene un nuevo nombre, un nuevo lugar de origen y nuevos números de identificación.
Lo indígena
La presencia en el presente de herencias indígenas, así como las identidades indígenas en el presente, constituyen un tema vital de esta novela. Por un lado, Herrera recurre a la estructura, a las imágenes y a los símbolos del mito mexica sobre el descenso al Mictlán para narrar el viaje de Makina. Esto significa que se actualiza y revitaliza el pensamiento originario para contar una historia contemporánea.
Por el otro, la protagonista es una mujer indígena. A través de su figura, la obra de Herrera da cuenta de que los pueblos indígenas no son únicamente parte del pasado, sino que forman parte del presente de las Américas. Algunos elementos que nos permiten identificar a Makina como mujer indígena es que su madre es una mujer de piel "morena" (9) y que habla, además de español e inglés, una lengua originaria, a pesar de que no se especifica cuál.
La frontera
La frontera, y en particular la frontera con Estados Unidos, es un tema fundamental de la literatura mexicana de las últimas décadas. Se trata tanto de un espacio geográfico concreto como de un espacio abstracto y simbólico. En ambas dimensiones, la frontera se caracteriza por la mezcla de culturas, de tradiciones, de etnias y de lenguas. Además, es un espacio marcado por distintas formas de la violencia, que sirve para producir la diferencia entre ciudadanos legales, cuyas vidas merecen ser cuidadas, y personas a las que se clasifica como migrantes ilegales, cuyas vidas son precarizadas. Makina, su hermano y los "paisanos" que encuentra en el camino son entendidos de esa manera, por lo que atravesar la frontera es para ellos un proceso difícil y peligroso.
En esta novela de Herrera, es posible pensar que existen varias formas de lo fronterizo. En primer lugar, se narra un viaje a través de la frontera geográfica entre dos países. En segundo lugar, se narra el paso de la frontera entre la vida y la muerte, en sintonía con el relato mitológico del descenso al Mictlán. En tercer lugar, la novela se ubica en una frontera entre el realismo y lo fantástico, entre el sueño y la vigilia, entre la percepción racional del mundo y la imaginación o la espiritualidad.
La violencia
En Señales que precederán al fin del mundo se ponen de manifiesto diversas formas de la violencia. En estos aspectos, la novela realiza una crítica realista a diferentes aspectos del mundo contemporáneo, tales como la violencia sexual y de género, la violencia policial y los modos de la violencia relacionados con el narcotráfico y la guerra.
En primer lugar, Makina debe aprender a defenderse de la violencia machista. Esta cuestión se lee con nitidez en el capítulo 2, cuando un hombre desconocido primero la acosa en la fila para comprar los pasajes y luego la toca de manera abusiva en el autobús. Cabe notar que la novela da cuenta de cuán sistemática y frecuente es la violencia sexual y de género: ella, como las mujeres en general, ha padecido este tipo de abusos en diversas ocasiones. De hecho, cuando Makina piensa en su hermanita, se preocupa por enseñarle a cuidarse "en un mundo de hombres" (18) y, cuando emprende su viaje, preocupada, elige confiar en que la niña "sabría cuidarse" (54).
En segundo lugar, se destaca la violencia policial en la frontera. Justo después de haber atravesado el río para llegar a territorio estadounidense, Chucho tiene problemas con la policía y es detenido. En esas circunstancias, Makina logra escapar, pero es herida por una bala que dispara la policía. El modo violento en el que las fuerzas de seguridad tratan a los migrantes en la frontera se expresa nuevamente hacia el final de la obra, en el capítulo 8, cuando la protagonista es forzada a arrodillarse junto a otros migrantes por un oficial que les grita, los denigra y los amenaza.
En tercer lugar, la novela da cuenta de una forma contenida de la violencia en relación con el narcotráfico. Si bien los duros no le hacen daño a Makina, y hasta podría decirse que la ayudan y le dan protección, cada uno de los encuentros con ellos es narrado como una escena de peligro. La muchacha sabe que estos hombres son poderosos y que el tráfico ilegal de drogas es un ámbito violento. Por eso, debe ser cuidadosa, medir sus palabras y sus acciones para evitar que se violenten con ella.
Por último, la novela explora la violencia de la guerra. El hermano de Makina ha cambiado su identidad con la de un joven estadounidense y ha ido a pelear con el ejército al otro lado del mundo. El muchacho cuenta que, durante las batallas, no se sabe contra quién se pelea, que es muy duro ver morir a los compañeros y que es necesario deshumanizar al enemigo para poder matarlo. El joven lleva el trauma de haber arriesgado su vida y de haber matado a otros para sobrevivir.
La identidad
La identidad es otra cuestión fundamental en esta novela. En sintonía con la base mitológica del descenso al Mictlán, el viaje de Makina puede entenderse como un proceso de transformación identitaria. La muerte de la protagonista puede interpretarse, pues, como una muerte simbólica: migrar de su pueblo natal a los Estados Unidos es transformar su identidad, dejar de ser quien ha sido hasta entonces. El legajo que le entregan a la joven justo antes del final de la obra es una evidencia de este proceso: se le ha asignado un nuevo nombre, un nuevo origen y nuevos elementos de identificación.
Algo semejante ocurre con el hermano de Makina, quien, luego de migrar, también ha cambiado su identidad. Ha tomado el nombre de un joven estadounidense, se ha convertido en soldado e, incluso, ha peleado en la guerra por los Estados Unidos. De hecho, cuando ambos se encuentran, en el capítulo 8, el narrador comenta que "Ninguno de los dos reconoció de inmediato al espectro que tenía enfrente" (58), dando cuenta de que están tan transformados que parecen fantasmas. Una vez más, el cambio identitario es una forma de la muerte.
La migración
La migración es uno de los grandes temas de esta novela. Como se ha mencionado, el desplazamiento de la protagonista es un viaje migratorio, ya que, aunque al principio ella cree que volverá, acaba por quedarse en Estados Unidos. A su vez, este viaje está motivado por una migración previa, la de su hermano, que ha partido hace años.
La migración masiva de personas desde México y otros países, en particular de América Central, hacia Estados Unidos en búsqueda de mejores condiciones de vida es una realidad acuciante del mundo contemporáneo. La novela retrata esta situación más allá de la historia singular de la protagonista. Por ejemplo, en el capítulo 2, Makina observa el hacinamiento excesivo de los hoteles en la zona fronteriza, llenos de gente que espera para ser cruzada al otro lado.
El narcotráfico
El narcotráfico es otro tópico destacado, tanto de esta novela como de buena parte de la literatura mexicana contemporánea. En Señales que precederán el fin del mundo son los duros, es decir, los jefes del narcotráfico, quienes hacen posible el viaje de la protagonista. Ellos ofrecen protección e información, tienen contactos y empleados en diversos puntos de la frontera y organizan el pasaje de drogas ilegales. De hecho, Makina no solo lleva a Estados Unidos la carta que la madre le envía a su hermano, sino que también transporta un paquete a pedido del señor Hache. Si bien el texto no menciona de manera explícita qué hay dentro de ese pequeño paquete, es posible inferir que se trata de drogas ilegales. El poderío de los narcotraficantes también es exhibido por la obra cuando se relata que dos duros, el señor Q y el señor Hache, se reparten cargos políticos en México.