La Nueva Atlántida

La Nueva Atlántida Metáforas y Símiles

“[La Casa de Salomón] fue la fundación más noble que jamás se hizo sobre la Tierra, y el faro de este reino” (26) (Metáfora)

La expresión “el faro de este reino” se utiliza para describir a la Casa de Salomón, la institución central de investigación y desarrollo científico en Bensalem. La metáfora del faro, que guía y proporciona luz en medio de la oscuridad, retoma el motivo simbólico de la luz que atraviesa todo el texto. En este contexto, señala el rol esencial y orientador de la ciencia y el conocimiento dentro de la sociedad utópica. La Casa de Salomón no solo ilumina el camino hacia el progreso y el saber, sino que también sostiene el orden, el bienestar y la armonía de toda la isla. Es, en definitiva, la guía moral e intelectual de Bensalem.

“Si existiera un espejo en el mundo merecedor de que el hombre se fijara en él, éste sería aquel país” (28) (Metáfora)

Cuando el narrador reflexiona sobre su experiencia en Bensalem, se muestra impresionado por la integridad moral de sus habitantes, incluso de los más humildes. Es entonces cuando compara Bensalem con un espejo, es decir, una superficie que no solo refleja, sino que también invita a observarse y, por lo tanto, a evaluarse. La imagen del espejo sugiere así que Bensalem es un modelo a seguir, que pone en evidencia las carencias de otras civilizaciones, y que revela lo que la humanidad podría llegar a ser si se guiara por la razón, la virtud y el conocimiento.

“Es la nación virgen del mundo” (33) (Metáfora)

Joabin describe Bensalem como “la virgen del mundo”, una metáfora que subraya la pureza moral de sus habitantes. Aunque la palabra “virgen” alude literalmente a la ausencia de experiencia sexual, en este contexto trasciende lo físico y representa una forma ideal de rectitud e integridad. Para Joabin, la castidad de Bensalem no se limita al ámbito sexual, porque se manifiesta en todas las dimensiones de la vida pública y privada: desde el respeto por la institución del matrimonio hasta la contención de los deseos individuales por el bien común.

Al emplear esta imagen, Joabin no solo eleva Bensalem como modelo de virtud, sino que también propone una crítica velada a Europa. La “virginidad” de Bensalem contrasta con la corrupción moral de las sociedades europeas, que, según Joabin, han profanado el valor del matrimonio al convertirlo en un instrumento de intereses económicos, prestigio o placer personal. De esta forma, la metáfora construye Bensalem como una Europa que todavía no se ha degradado debido a la codicia o el deseo desordenado.

“El deseo ilícito se parece a un horno, en el cual si se detienen por completo las llamas, se apaga, pero si se dejan, crecen más” (35) (Símil)

Cuando Joabin actúa como interlocutor del narrador, ofrece información clave sobre el carácter moral de los habitantes de Bensalem, así como sobre su visión del amor y el matrimonio. En un momento, recurre a una metáfora contundente para contrastar el modo en que su sociedad gestiona el deseo sexual con respecto a Europa, al compararlo con un horno (una imagen frecuente en la literatura inglesa de la Edad Moderna temprana) que debe ser sofocado por completo para evitar que se descontrole.

La metáfora remarca la filosofía moral de Bensalem: para alcanzar una sociedad verdaderamente virtuosa y próspera, es necesario contener por completo los impulsos que corrompen al ser humano. De esta manera, la imagen transmite una visión de autodisciplina entendida como condición para la armonía social. En contraste, Europa aparece como una cultura permisiva, que “ventila” el deseo, de modo que este se intensifica en lugar de apaciguarse.

"El fin de nuestra fundación es el conocimiento de las causas y movimientos secretos de las cosas, así como la ampliación de los límites del imperio humano para hacer posibles todas las cosas" (38) (Metáfora)

Al proponer que el fin de la Casa de Salomón es ampliar los límites del imperio humano, el padre de esta institución asocia el avance del conocimiento con una expansión territorial o imperial. Así como un imperio político busca conquistar y controlar nuevas tierras, la ciencia de Bensalem aspira a "extender" o "ampliar" el dominio del hombre sobre todos los aspectos del mundo natural. Pero este imperio es sobre la naturaleza, no sobre otros pueblos, lo que marca una diferencia con el colonialismo de su época, si bien la metáfora conserva ese tono de expansión y dominio.