Julio Cortázar es considerado uno de los máximos exponentes de lo que en literatura se ha llamado "boom latinoamericano". Por "boom latinoamericano" se entiende ese fenómeno literario y editorial que se da entre las décadas del sesenta y setenta, cuando varias de las obras de jóvenes escritores latinoamericanos es distribuida y reconocida en Europa y en otras partes del mundo. Algunos rasgos comunes de novelas relacionadas con el boom son: el tratamiento del tiempo de forma no lineal, la polifonía o la aparición de múltiples voces en el relato, el uso de juegos de palabras o neologismos. En ese sentido, está claro que Rayuela reúne con creces varios de estos aspectos que definen al fenómeno. De hecho, desde el punto de vista de algunos expertos, es justamente Rayuela el texto que inaugura el boom latinoamericano.
El boom surge como la suma de varios elementos, entre los que fue preponderante el proceso de maduración literaria que venía gestándose desde tiempo atrás en autores, editores y lectores y cuya duración, a grandes rasgos, va de la publicación de Rayuela (1963) a la de Cien años de soledad (1967), de Gabriel García Márquez, en compañía de La ciudad y los perros (Mario Vargas Llosa) y La muerte de Artemio Cruz (Carlos Fuentes). Por supuesto, hay más autores y obras identificadas con el boom Latinoamericano.
Los autores del boom no mostraron unidad estilística ni temática. Sin embargo, los identificaba y animaba el afán de renovar la prosa, así como la búsqueda de la identidad regional. Con respecto a esto, la voluntad de renovar el lenguaje literario está presente de una manera explícita en varios pasajes de Rayuela, particularmente en las notas de Morelli, álter ego del propio Cortázar.
Cortázar habla del fenómeno del boom en una entrevista que le realiza Joaquín Soler en 1977 en Televisión Española. En ella, el autor de Rayuela explica que la publicación de las obras del boom coincide en el tiempo por puro azar. Para Cortázar no se trata de un grupo de autores unido en torno a orientaciones literarias y rasgos narrativos necesariamente comunes, sino de una simple casualidad. Por lo tanto, no se puede hablar de un movimiento literario o un grupo generacional en sentido estricto. Lo que sí uniría a estos autores es el momento en el que escriben, el mismo ambiente político y social, la inestabilidad y la transformación económica que reina en gran parte de América Latina en ese momento.
Por otro lado, Cortázar también da cuenta de la importancia que supuso el boom para la narrativa en español, ya que le atribuye a este fenómeno el hecho de que los propios escritores y lectores latinoamericanos comenzaran a leer literatura latinoamericana y a confiar en sí mismos: "antes solo mirábamos a Europa, a Francia, y solo leíamos a Sartre, a Faulkner, a Hemingway, a Greene", dice en la entrevista con Joaquín Soler.