Ensayo sobre la ceguera

Ensayo sobre la ceguera Metáforas y Símiles

"(...) fui yo quien te robó el coche, pero tú me has robado a mí la vista de mis ojos (...)" (p.48) (Metáfora)

El ladrón del coche asume frente al primer ciego haberle robado el coche, pero lo acusa, por otro lado, de haber hecho él algo mucho peor al robarle la vista, es decir, al contagiarle la ceguera. Esta acusación da cuenta de la estigmatización hacia los enfermos, que no solo viene de la mano de otros enfermos, como en este caso, sino también de las autoridades en todos los niveles. Esta estigmatización es una de las facetas de la ignorancia y la irracionalidad que la novela denuncia como parte de la sociedad contemporánea y representa, además, de forma alegórica a través de la epidemia.

"(...) tan lejos estamos del mundo que pronto empezaremos a no saber quiénes somos (...)" (p.57) (Metáfora)

En este caso, es la voz de la mujer del médico la que analiza metafóricamente la situación en la que se encuentran una vez dentro del hospital psiquiátrico abandonado. La metáfora utilizada destaca cómo han cambiado las cosas tan radicalmente, al mismo tiempo que deja entrever cierta ironía: lo curioso es que, de hecho, están muy cerca de sus hogares y en plena civilización y, sin embargo, habitan otro mundo, totalmente distinto a aquel en el que vivían solo unas horas antes.

"(...) Coincidieron en medio del camino, los dedos con los dedos, como dos hormigas que se reconocieran por el manejo de las antenas (...)" (p.110) (Símil)

Cuando el viejo de la venda negra llega a la primera sala y se anuncia como uno de los pacientes del médico, este pide acercarse a él para reconocerlo por el tacto. La comparación con las hormigas, al momento del encuentro, logra un efecto de extrañeza sobre este gesto, consecuente con lo inusual que ha de resultar este modo de reconocerse para quienes podían ver pocos días atrás.

"(...) si todavía tiene algún significado la vergüenza, en este infierno al que nos arrojaron y que nosotros convertimos en infierno del infierno, es gracias a esa persona, que tuvo el valor de ir a matar a la hiena en el cubil de la hiena (...)" (p.177) (Metáforas)

Con estas palabras defiende el viejo de la venda negra a la mujer del médico luego de que esta asesine al ciego de la pistola y que algunos ciegos comenten que la culpa de no tener comida es de quien cometió el homicidio. Aún más, algunos aseguran que, de saber quién fue, entregarían a esa persona sin dudarlo para volver a recibir comida. Con esta serie de metáforas, entonces, el viejo de la venda negra pone énfasis en que las condiciones que les han sido impuestas son terribles, pero que son los internos mismos quienes las han empeorado. Luego asocia al ciego de la pistola y sus secuaces a hienas, animales carroñeros, para destacar su carácter vil, violento y despreciable.

“(...) somos la única mujer con dos ojos y seis manos que hay en el mundo” (p.250) (Metáfora)

Cuando las mujeres se están bañando bajo la lluvia, ya en la casa del médico y su mujer, esta última describe, a través del narrador que focaliza en ella y con estas palabras, al grupo que ella forma con la muchacha de las gafas oscuras y la mujer del primer ciego. La figura retórica destaca la fortaleza del lazo creado entre las mujeres, que en más de una ocasión han dado cuenta de un fuerte sentimiento de sororidad.

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