Resumen
Cuatro días después, los hombres de la sala de los matones pasan por la primera sala para ver cómo andan las mujeres. La esposa del médico decide que ya ha tenido suficiente. Esa noche, toma las tijeras que colgó de la pared y se arrastra hasta la sala donde los matones están violando mujeres de otro pabellón. Encuentra al hombre de la pistola y le clava las tijeras en el cuello, degollándolo y salvando a la chica que aquel estaba en proceso de violar. Estalla la confusión general: las mujeres intentan escapar y el contador ciego encuentra el arma, autoproclamándose nuevo líder de la sala. Una vez que los hombres se dan cuenta de que otra persona ha tomado el arma, también comienzan a entrar en pánico y dejan ir a las mujeres. La esposa del médico le dice al contador ciego que cada hombre que salga de la sala será apuñalado. Serán los habitantes de su propia sala quienes recojan la comida a partir de ahora.
Sin embargo, esto no redunda en gran beneficio, porque las entregas de alimentos cesan. Al principio, los internos asumen que podría tratarse de una interrupción normal, pero enseguida queda claro que se trata de una situación fuera de lo común. Los soldados afuera aseguran que no están entregando comida porque no les llega a ellos. Entonces los miembros de la primera sala deciden organizarse para irrumpir en la sala de los malvados y llevarse la comida que han estado acopiando. Montan un ataque que resulta infructuoso.
Confundidos y hambrientos, los internos deciden ir al patio en masa y reclamar comida. Esto estalla en una confusión general y, en medio del caos, la mujer que había sido salvada por la mujer del médico regresa a la sala de los matones y prende fuego su barricada, matando a todos en esa sala. Pero el fuego se extiende por todo el recinto y los supervivientes se ven obligados a salir al patio. En este punto, la esposa del médico se da cuenta de que los guardias se han ido y que la puerta ni siquiera está cerrada. Son libres.
Análisis
El asesinato del ciego de la pistola es un buen ejemplo de cómo la decadencia de las normas sociales que ha experimentado este grupo humano los ha llevado a una situación en la que lo que parecía inmoral, prácticamente impensable, se convierte en la única acción moral posible. Al alcanzarse una situación crítica en el contexto de esta nueva realidad, esa transición de poder que se había iniciado capítulos antes se termina de afirmar: la mujer del médico reemplaza definitivamente a su esposo como autoridad. Y si volvemos aquí a la lectura alegórica, ella pasa de representar al filósofo que tiene acceso al mundo "real" a tener la posibilidad de ascender al rol de "rey filósofo", que es la forma de gobierno ideal para Platón: el filósofo griego postulaba que una ciudad estado ideal debería ser gobernada por filósofos que deberían superar, antes de alcanzar el gobierno, largos años de formación intelectual y entrenamiento físico, de modo de comprender, a la hora de gobernar, la Idea del Bien.
Sin embargo, esta posibilidad se ve inmediatamente truncada, ya que las otras personas en el manicomio comienzan a responsabilizar a la mujer del médico por la falta de comida. Otra vez desde la alegoría, esta actitud puede leerse como la resistencia que todos sentimos hacia quien intenta sacarnos de nuestra ignorancia. Vale recordar que el filósofo, en la alegoría platónica, es considerado peligroso o loco. En este contexto, alguien incluso desliza la posibilidad de entregar a la mujer del médico a cambio de comida. Esto, una vez más, pone en primer plano la naturaleza egoísta de la condición humana. Y una vez más, ese egoísmo se expresa en boca de un hombre, en oposición a la solidaridad demostrada una y otra vez entre las mujeres.
Finalmente, el hecho de que, hacia el final de esta sección, los internos se den cuenta de que las puertas del manicomio estaban abiertas y ya no había nadie vigilando da cuenta de que la verdadera prisión es en realidad la ceguera. Esto da pistas a los propios personajes sobre el significado alegórico de la ceguera, ya hace evidente que, así como la ignorancia que la ceguera metaforiza existía en ellos antes de que se quedaran ciegos físicamente, la prisión a la que se someten ahora también persiste independientemente de las condiciones materiales. Es decir, su libertad física es un recordatorio irónico de su esclavitud alegórica, es decir, de su ignorancia e irracionalidad: "Le dices a un ciego, Estás libre, le abres la puerta que lo separaba del mundo, Vete, estás libre, volvemos a decirle, y no se va, se queda allí parado en medio de la calle, él y los otros, están asustados, no saben adónde ir (...)" (p.196).