Resumen
El viejo de la venda negra ha estado usando la radio para escuchar noticias a bajo volumen y mantener a los otros internos de su sala informados sobre los acontecimientos del mundo exterior. Pero una noche la radio se queda en silencio, y no porque se le agoten las pilas; el locutor se queda ciego. Esa noche, todos se van a dormir saciados porque, aunque el sistema en el régimen del ciego de la pistola sea brutal, es también eficaz.
También esa noche, la esposa del médico camina por el recinto. Primero sale y se da cuenta de lo abandonado que se ve todo. Luego realiza un reconocimiento de la sala enemiga. Descubre que tienen un guardia que balancea un palo de un lado a otro por el pasillo. Su sala está limpia; nadie duerme en el pasillo. Cuenta en la sala veinte hombres, incluyendo al ciego de la pistola. También puede ver que han almacenado comida junto a la pared del fondo. En el camino de regreso, encuentra a dos ciegos haciendo el amor en el pasillo y se siente abrumada por la compasión.
Análisis
La radio del viejo de la venda negra introduce otro ejemplo de la decadencia del mundo moderno a raíz de la expansión de la ceguera. Al igual que la medicina, la economía y el sistema de gobierno, la comunicación se evidencia como un sistema inútil sin personas que la ejerzan. Queda claro que se puede llegar a una instancia en la que nadie sea capaz de ejecutar las operaciones necesarias para, por ejemplo, realizar una transmisión de radio.
En esta sección se desarrolla también el presagio del asesinato del ciego de la pistola por parte de la mujer del médico. Sin embargo, tal como sucedió cuando se quedó con las tijeras, la mujer no admite para sí misma que al realizar estas misiones de reconocimiento tiene un objetivo claro en mente. Todavía no se siente cómoda con lo que inevitablemente tendrá que hacer, es decir, cometer un asesinato. Es precisamente su apego a quien es lo que la diferencia de los internos ciegos.
Esta es la segunda vez que la esposa del médico se cruza con personas teniendo relaciones sexuales en el manicomio. Al principio le disgustaba la falta de decoro. Ahora, sin embargo, entiende que esa forma de conexión puede ser la única que les queda a estas personas. La ceguera los ha incapacitado para conectarse a un nivel más elevado. Leído alegóricamente, podemos decir que la pérdida de la facultad de la razón, simbolizada en la ceguera, ha dejado a las personas no solo incapaces de organizarse o mantener una apariencia de civilización, sino también de amar de cualquier manera que no sea la más elemental. Esto conecta, a través de la alegoría, la razón con el amor, dando cuenta de que la primera es un requisito para el segundo.