Ensayo sobre la ceguera

Ensayo sobre la ceguera Resumen y Análisis Parte III

Resumen

El ladrón de autos es escoltado a su casa por un oficial de policía, al igual que la muchacha de las gafas oscuras. El primer policía desconoce las circunstancias del robo del automóvil, pero el trabajo de la muchacha sí queda en evidencia porque el personal del hotel la encontró corriendo y gritando, desnuda, mientras su cliente trataba de salir de la habitación a toda prisa.

Después de quedarse ciego, el médico de alguna manera logra acostarse sin perturbar el sueño de su esposa. Al despertar, su esposa y él deciden llamar al Ministerio de Salud para informar sobre la posible propagación de una epidemia. Después de muchas trabas burocráticas, se les ordena quedarse donde están y esperar a ser recogidos. La mujer ayuda al médico a empacar su bolso, según las instrucciones del ministerio. Sin que él se dé cuenta, ella también empaca sus propias cosas. Cuando la ambulancia viene a recoger a su esposo, ella dice que se quedó ciega y ambos suben a la ambulancia.

Análisis

Esta parte continúa el igualitarismo de la segunda parte. El ladrón del coche es conducido a su casa por un oficial de policía, que no muestra mayor interés por el hecho de que este hombre acabe de cometer un crimen. La muchacha de las gafas oscuras, no obstante, es juzgada y tratada con más dureza que el ladrón.

La interacción del médico con el Ministerio de Salud continúa el tema de la medicina como metonimia del progreso moderno. Cuando el médico llama al Ministerio, la persona que contesta el teléfono lo ridiculiza por no poder tratarse o, siquiera, diagnosticarse a sí mismo:

Respondía desde el otro lado el funcionario, Me dice usted que es médico, si quiere que le diga que le creo, sí, le creo, pero yo tengo órdenes, o me dice de qué se trata, o cuelgo, Es un asunto confidencial, Los asuntos confidenciales no se tratan por teléfono, será mejor que venga aquí personalmente, No puedo salir de casa, Quiere decir que está enfermo, Sí, estoy enfermo, dijo el ciego tras una breve vacilación, En ese caso, lo que tiene que hacer es llamar al médico, a un médico auténtico, replicó el funcionario, y, muy satisfecho de su ingenio, colgó el teléfono. (p.34)

En este momento, el médico se siente extremadamente impotente. Se hace evidente que los sistemas que generalmente consideramos abstractos, como la Medicina, son en realidad tan buenos como los individuos que lo sostienen y llevan a cabo sus operaciones. Este hecho se hará cada vez más evidente a medida que avance la historia.

Aquí se observa una primera instancia en la que el Gobierno intenta intervenir de manera activa con el objetivo de restringir los daños y resolver el problema de la epidemia: le pide al médico una lista de los pacientes con los que estuvo en contacto e intenta poner en cuarentena a los infectados. Esto finalmente se evidenciará inútil. Abordado desde la lectura alegórica propuesta, este hecho dará cuenta de que ningún sistema construido por personas está libre de la ignorancia simbolizada por la "ceguera blanca".

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