Ensayo sobre la ceguera

Ensayo sobre la ceguera Resumen y Análisis Parte II

Resumen

Cuando el buen samaritano se ofreció inicialmente a ayudar al primer ciego, no tenía intención de robar su coche. La idea se le ocurrió cuando dejó al ciego en casa y este lo apresuró para que se fuera, sin pedirle las llaves. Quizás, si el primer ciego hubiera permitido que el ladrón se quedara, este se habría sentido abrumado por su conciencia y no habría robado el vehículo. En cualquier caso, el ladrón del coche está conduciendo por la ciudad, nervioso en su intento de evitar a la policía, cuando decide estacionar el auto y esperar. Tan pronto como sale del coche se queda ciego.

En la clínica oftalmológica, el médico termina con sus pacientes de ese día y llama a un colega para hablar sobre el caso de ceguera espontánea que atendió más temprano. Asumen que es un caso de ceguera psicológica, agnosis o amaurosis. La agnosis supone que el paciente puede ver, pero no puede reconocer objetos. En la amaurosis, por su parte, el cerebro se vuelve incapaz de procesar imágenes, lo que lleva a una pérdida de percepción de los colores. El primer ciego, sin embargo, afirma que está rodeado de una blancura lechosa. Mientras cenan, el médico reflexiona sobre estos problemas con su esposa. Más tarde, investigando el tema en su escritorio, se queda ciego.

La muchacha de las gafas oscuras que esperaba en la sala de la clínica padecía un caso menor de conjuntivitis. El médico le recetó unas gotas y le recomendó usar gafas de sol. Más tarde, cuando se encuentra con un cliente en un hotel (la muchacha es una prostituta a tiempo parcial), se queda ciega.

Análisis

Narrativamente, esta parte continúa la técnica de "montaje" comenzada en la primera parte. Esta consiste en presentar brevemente a los personajes principales, ofreciendo un panorama de sus vidas antes de la ceguera y narrando el instante en que esta se produce. Esto se hace de forma no secuencial, pasando de una historia a otra, sin introducción ni explicación. Esta fragmentación se resolverá posteriormente, cuando la historia pase al manicomio, donde los personajes se reencuentran.

También comenzamos a ver aquí el tipo de efecto nivelador, tanto a nivel social como moral, que tiene la enfermedad en la sociedad. Justos e injustos, morales e inmorales se ven afectados por igual. Si bien el primer ciego pasa relativamente desapercibido (no sabemos su edad ni conocemos su ocupación), las tres víctimas que aparecen en esta segunda parte representan unos lugares específicos en el espectro de la escala socioeconómica. Tenemos, pues, un médico acomodado, moralmente intachable; un ladrón común; una muchacha que vive con su familia y trabaja como prostituta a tiempo parcial. Estos trasfondos tan diferentes se evidenciarán relativamente irrelevantes tras el efecto nivelador de la enfermedad, que conducirá a cierto grado de igualitarismo más adelante en la novela.

Además de la nivelación social más literal de la enfermedad –todos se ven afectados por igual– hay un significado alegórico de este igualitarismo. Si tomamos la interpretación alegórica de la historia, según la cual la vista funciona como metáfora del entendimiento, podemos deducir que la ceguera, como metáfora de la ignorancia, no perdona a nadie. Ni el médico más sabio ni el más burdo criminal estarán libres de esta ceguera que pronto afectará a todos. Según esta lectura alegórica, comprendemos que todos estamos afligidos por la misma falta de comprensión o entendimiento.

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