Gran parte de la crítica coincide en señalar la influencia de la doctrina filosófica del existencialismo, sobre todo el francés, en la construcción de los mundos narrativos y los conflictos atravesados por los personajes de Inés Arredondo. En efecto, Arredondo comienza a publicar a mediados del siglo XX, cuando el existencialismo comienza a ser ampliamente difundido en México. Entre los autores que, se considera, han influenciado con más fuerza la obra de Arredondo se encuentran Sarte, Heidegger y Kierkegaard.
Aunque pueden diferenciarse distintos tipos de existencialismos, sobre todo a partir de los que parten de la preexistencia de un dios —como el de Kierkegaard— y aquellos que no lo hacen —como el de Sartre y Simone de Beauvoir—, lo cierto es que pueden establecerse ciertos elementos comunes en el movimiento. En principio, el existencialismo postula que la existencia precede a la esencia. Es decir, se enfrenta a las postulaciones filosóficas que parten de principios metafísicos para responder los grandes interrogantes de la humanidad. Para los existencialistas, no hay forma de acceder a un sentido del mundo por fuera de la propia existencia humana y partiendo de principios abstractos o esenciales.
Por otro lado, se puede afirmar que el existencialismo se opone a las doctrinas filosóficas que, como el racionalismo y el empirismo, priorizan la razón humana como principio de la reflexión filosófica, es decir, como el único modo de acceder a la verdad. Los existencialistas consideran que la capacidad de raciocinio es solo uno de los elementos que definen la subjetividad humana y que subordinar otros aspectos, como las pasiones o el instinto, a la razón implica una negación de la existencia humana.
El existencialismo como doctrina filosófica hace foco en el sujeto, y piensa su existencia y relación con el universo de modo singular e individual, por fuera de los universales filosóficos postulados por las corrientes tradicionales. La existencia humana, por ende, no puede generalizarse a través de la filosofía, sino que debe comprenderse en forma situada, haciendo foco en las situaciones particulares que atañen al individuo.
En la medida en que la existencia precede a la esencia, es imposible que exista un ordenamiento moral y ético universal que preceda al sujeto. En ese sentido, el sujeto es libre. Sin embargo, tal como señala Sartre, su libertad implica una responsabilidad ética individual que debe desarrollar en la más absoluta soledad. De ahí que Sartre postule, en su libro El existencialismo es un humanismo, que el hombre está condenado a ser libre.
Como vemos, muchas de las historias que componen esta selección pueden ser comprendidas a la luz de los pensamientos existencialistas. La búsqueda de un sentido que perturba y obsesiona a varios de los personajes de Arredondo se comprende como una empresa personal e individual, incomunicable e intransferible. Es también, muchas veces, completamente imposible, puesto que no existe un sentido esencial —es decir, metafísico, trascendental o universal— al que los personajes puedan arribar. El sinsentido, por lo tanto, acecha en varios de los relatos de Río subterráneo y lleva a muchos de sus personajes al retraimiento, la soledad y la locura.
Por su parte, la propia Inés Arredondo explicita su interés en ahondar narrativamente en el sentido de la existencia, tal como explicita en su texto “La verdad o el presentimiento de la verdad”: “Y no solamente quiero tener para hacer, sino que quisiera llevar el hacer, el hacer literatura, a un punto en el que aquello de lo que hablo no fuera historia sino existencia, que tuviera la inexpresable ambigüedad de la existencia” (1991: 4). De este modo, la ambigüedad de sentido, ya analizada en varios de los relatos que componen esta selección, cobra una nueva explicación a la luz del interés de la autora de plasmar literariamente ‘la inexpresable ambigüedad de la existencia’. Bajo la doctrina existencialista, el sentido no es algo universal y compartido, sino que se accede a él mediante la existencia subjetiva y singular del individuo. En gran medida, la propuesta de la autora nos invita a que, en tanto lectores, arribemos a un sentido personal de cada uno de sus cuentos a partir de nuestra propia experiencia.