"Y contempló su absorto rostro juvenil con un estremecimiento de posesión en que se mezclaba el orgullo de su propia iniciación masculina con un tierno respeto por la infinita pureza de la joven. 'Leeremos Fausto juntos... a orillas de los lagos italianos...', pensó, confundiendo en una nebulosa el lugar de su planeada luna de miel con las obras maestras de la literatura que sería su privilegio varonil enseñar a su novia.”
“Jamás pensé que los Mingott se atrevieran a pretender hacernos tragar el anzuelo.”
“La gente de su mundo vivía en una atmósfera de vagas complicidades y tenues susceptibilidades, y el hecho de que ellos se entendieran sin palabras le pareció al joven que los acercaba mejor que la más clara de las explicaciones.”
“Jamás le mostraré el menor signo de que estoy perfectamente consciente de que hay una sombra de mancha en la reputación de la pobre Ellen Olenska."
Para alivio de todos, la condesa Olenska no se presentó en el salón de su abuela durante la visita... les evitó el desagrado de su presencia y ahuyentó la leve sombra que su triste pasado pudiera hacer caer en el radiante futuro de la pareja.”
“Las mujeres deben ser libres, tan libres como lo somos nosotros declaró, descubriendo que estaba demasiado irritado para medir sus terribles consecuencias.”
“Aquel aterrador producto del sistema social al cual pertenecía y en el que creía, la jovencita que no sabía nada y lo esperaba todo, le devolvía la mirada de una desconocida en las facciones familiares 'de May Welland; y una vez más tuvo que aceptar que el matrimonio no era un anclaje en puerto seguro, como le habían enseñado, sino un viaje por mares que no figuran en los mapas.”
“Esto demuestra a lo que ha llegado la sociedad.”
“Pero tenía la misteriosa autoridad de la belleza, una seguridad en la postura de la cabeza y el movimiento de los ojos que, sin ser para nada teatral, le llamó la atención por ser extremadamente diestro y consciente de su poder.”
“El joven sintió que su destino estaba sellado: para el resto de su vida subiría cada noche entre las barandillas de hierro fundido de aquel umbral color amarillo-verdoso, atravesaría un recibidor pompeyano y entraría en el vestíbulo con zócalo de madera amarilla barnizada. Pero su imaginación no podía ir más allá.”
“Nunca había visto unas tan doradas como el sol, y su primer impulso fue enviárselas a May en lugar de los lirios. Pero no se parecían a ella, tenían algo demasiado vivo, demasiado fuerte en su ardiente belleza.”
“¿Qué pasaría si cuando él ordenara a May Welland que abriera los suyos, éstos solamente pudieran dirigir una mirada vacía hacia la nada?”
“lo acosaba el horror de hacer todos los días lo mismo a la misma hora.”
“Un caballero sencillamente se quedaba en su casa y se abstenía. Pero no se podía pretender que un hombre como Winsett lo comprendiera. Y era por eso que esa Nueva York de clubes literarios y restaurantes exóticos, aunque a la primera mirada pareciera un caleidoscopio, en el fondo era nada más que una caja más pequeña y con dibujos más monótonos que la congregación de átomos de la Quinta Avenida.”
“Lo abrió, y se encontró inmerso en una atmósfera distinta a cualquiera otra que hubiera respirado en un libro; tan cálida, tan rica, y sin embargo tan inefablemente tierna, que daba una nueva y obsesionante belleza a la más elemental de las pasiones humanas. Durante toda la noche buscó en esas páginas mágicas la visión de una mujer que tenía la cara de Ellen Olenska...”
“Pero en un instante May parecía haber descendido de su estatura de mujer para retomar su desamparada y timorata juventud ... y que a la primera palabra tranquilizadora de su novio volvió a ser la de siempre, como cuando un niño que se ha aventurado lejos busca refugio en los brazos de su madre.”
Quizás esa facultad de negligencia era lo que les daba transparencia a sus ojos, y a su rostro el arte de representar a un tipo de gente más que a una persona; como si hubiera sido escogida para posar para la Virtud Civil o para una diosa griega.”
“No había motivo para tratar de emancipar a una esposa que no tenía la más remota noción de que no fuera libre; y ya hacía tiempo que había descubierto que el único uso de esa libertad que May suponía poseer sería depositar dicha libertad en el altar de su adoración de esposa.”
“La añoranza lo acompañaba día y noche como un incesante e indefinible deseo, como el súbito antojo de un enfermo por comer o beber algo que alguna vez probó y había olvidado por mucho tiempo. No podía ver nada más allá del deseo, ni imaginar a qué podía conducirlo, pues no tenía conciencia de querer hablar con madame Olenska o de oír su voz. Simplemente sentía que si podía llevarse la imagen del pedazo de tierra sobre el cual ella caminaba, y la manera en que el cielo y el mar lo circundaban, el resto del mundo podría parecer un poco menos vacío.”
“Parecía que todo su futuro se desplegaba súbitamente ante él; y recorriendo su interminable vacío, vio la menguada figura de un hombre al que jamás le sucedería nada.”
“Me diste el primer atisbo de una vida verdadera, y al mismo momento me pediste que siguiera con una vida ficticia.”
“Quiero... quiero de algún modo irme contigo a un mundo donde palabras como esa... categorías como esa... no existan. Donde seamos simplemente dos seres humanos que se aman, que son la vida entera el uno para el otro; y donde nada más en la tierra importe.
“Ella lanzó un hondo suspiro que terminó en otra risa.
“Oh, amor mío, ¿dónde está ese país? ¿Has estado allí? -preguntó, y como él se quedara mudo y taciturno, continuó-: Sé de muchos que trataron de encontrarlo y, créeme, todos llegaron por error a regiones intermedias: lugares como Boulogne, o Pisa, o Montecarlo; y no eran en absoluto diferentes del viejo mundo que habían dejado atrás, sólo más pequeñas y más sucias y más promiscuas.”
“Ella había gastado toda su poesía y su romance durante el corto noviazgo; la función estaba agotada porque había pasado la necesidad. Ahora ella simplemente maduraba como una copia de su madre y, en forma misteriosa dentro de su propio proceso, trataba de convertirlo a él en otro Mr. Welland.”
“Esta era la respuesta a su última súplica del otro día; si no daba el paso extremo que le había pedido, al menos cedía a una solución a medias. Se sumergió en este pensamiento con el involuntario alivio de un hombre que ha estado al borde de arriesgarlo todo y que, de súbito, saborea la peligrosa dulzura de la seguridad.”
“La silenciosa organización que mantenía unido a su pequeño mundo, estaba determinada a demostrar que jamás, ni por un momento, cuestionó la corrección de la conducta de madame Olenska, como tampoco la felicidad conyugal de Archer.”
“No; todavía no estaba segura ese día, pero le dije que lo estaba. ¡Y ya ves que tenía razón!, exclamó, con los ojos azules húmedos de victoria.”
“Durante aquel tiempo, él vivió con su juvenil recuerdo de ella; pero ella sin duda tuvo otra compañía más tangible. Quizás también guardó su recuerdo como algo especial: pero si lo hizo, debió ser como una reliquia dentro de una pequeña capilla obscura, donde no había tiempo para rezar todos los días...”
“Su padre volvió a sonreír. 'Dile que soy anticuado, con eso basta'.”