Archer se encuentra con Ellen en la estación de tren. Cuando vuelven juntos en la berlina de May, recuerdan lo mucho que se aman. Después de hablar por unos minutos, Ellen besa apasionadamente a Archer. Después se retira. Permanecen sentados juntos, en silencio.
Tanto Ellen como Archer están confundidos y frustrados. Al ver a Ellen en persona, Archer desea más que un breve romance. Ellen es más realista. Le pregunta si lo que él quiere es que ella sea su amante ya que no puede ser su esposa. La pregunta sobresalta a Archer; nunca había escuchado decir la palabra “amante” con tanta llaneza. Él trata de decirle cuáles son sus sueños:
“Quiero... quiero de algún modo irme contigo a un mundo donde palabras como esa... categorías como esa... no existan. Donde seamos simplemente dos seres humanos que se aman, que son la vida entera el uno para el otro; y donde nada más en la tierra importe.
“Ella lanzó un hondo suspiro que terminó en otra risa.
-Oh, amor mío, ¿dónde está ese país? ¿Has estado allí? -preguntó, y como él se quedara mudo y taciturno, continuó-: Sé de muchos que trataron de encontrarlo y, créeme, todos llegaron por error a regiones intermedias: lugares como Boulogne, o Pisa, o Montecarlo; y no eran en absoluto diferentes del viejo mundo que habían dejado atrás, sólo más pequeñas y más sucias y más promiscuas”.Capítulo 29, página 230.
Seguimiento de tema: Lugares 10
Seguimiento de tema: Matrimonio 12
Ellen le habla de lo que ella sí ha vivido y que Archer no lo vivió. Él hace detener el carruaje y se baja y envía a Ellen y al carruaje hacia lo de Mrs. Mingott. Mientras camina hacia su casa, Archer se da cuenta que ha estado llorando.